El premio Abogacía Humanista ha sido diseñado por Lucía Leyre Oliván y representa de un modo conceptual “un rascacielos que rompe los techos de cristal hasta alcanzar cimas en la abogacía internacional. El material, acero, representa el futuro de la abogacía del siglo XXI, y la fortaleza que necesita la abogacía para alcanzar nuevos retos. Además, el premio es un espejo que refleja de manera intimista a la persona. Porque ser abogado es ser persona. Sus líneas rectas representan la continuidad. La figura se inspira en la arquitectura de N. Foster y al sentido de inteligencia que aportó Kubrick en el cine”.